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martes, agosto 28, 2012

Anais Peña y Violy McCausland y su éxito en las asesorías de inversión

Violy McCausland Dieppa es el ejemplo perfecto de empuje, dedicación, constancia y persistencia para muchos jóvenes que sueñan con una carrera financiera de éxito, construida a través del estudio incansable y la experiencia.

Esta barranquillera, nacida en el año 1954, se ha dedicado durante 35 años a la asesoría de servicios financieros y gracias a su arduo trabajo y pasión por los negocios, es reconocida en Wall Street como una de las banqueras de inversión más estratégicas e importantes de América Latina —también fue nombrada la ‘Súper estrella latinoamericana’ en el año 1995 por Global Finance—.

Cuenta que era muy cercana a su familia: su madre Violy Dieppa, su padre Roberto McCausland y su abuelo Carlos Dieppa, quien fue un gran industrial en Barranquilla, también socio del padre de Julio Mario Santo Domingo, por lo que creció rodeada de un ambiente de negocios, estrategias, creatividad, mucho arte y música. Cabe anotar que Violy también fue asesora de Julio Mario y de su hijo Alejandro por muchos años.

Apasionada por la pintura, la filantropía, la psicología y el amor por la familia, Violy relata que al terminar su bachillerato en el colegio Karl C. Parrish, viajó a Estados Unidos donde inició estudios de investigación de operaciones en la Universidad de Alabama, carrera de la cual asegura aprendió una manera inteligente de pensar. “Me enseñó a coger un problema y romperlo en pedazos, mirarlo, examinarlo y luego solucionarlo por partes, sin nunca rendirme”, explica la fundadora de Violy & Company, una compañía especializada en el manejo y planeación de alianzas entre grandes multinacionales para hacerlas competitivas y destacadas en el mercado global.

En cuanto a su firma de asesoría de inversiones, Violy cuenta que realizan un acompañamiento a importantes empresas que deseen fusionarse, venderse, atraer capital y socios o validar estrategias que quieran implementar para solidificarse y diferenciarse de su competencia.

La barranquillera expresa que una de las frases que compartía en familia era que no hay cosas imposibles sino personas incapaces. “Hay que trabajar muy duro y dar todo de sí mismo para llegar lejos. Uno debe manejar sus intereses y tiempos para ser excelente en su trabajo y a la vez dedicarse a otras pasiones que lo enriquezcan a uno como persona”, agrega. A su vez, esta admirable mujer afirma que uno de los grandes aportes que quisiera hacerle a la juventud actual es que aprendan lo que ella adquirió de la filosofía norteamericana. “Cuando uno falla en algo, no lo debe tomar como un fracaso sino como un alto en el camino para tomar oxígeno, reevaluar y encaminarse en otra dirección que nos permita llegar a la meta. Se trata de volver a empezar y nunca rendirse. No ha pasado nada”, dice.

El éxito que ha tenido a lo largo de su carrera se lo atribuye a su visión y persistencia año tras año, día tras día, y una vez más agradece a los consejos de su padre y su abuelo. “Ellos me decían que el ocio envejece y el trabajo rejuvenece”, asegura. Relata que en sus inicios, en los veranos laboraba con su madre en la fábrica de pudines Violy y con su abuelo, pero su primer trabajo oficial fue en Avianca. 

De ahí viajó a Estados Unidos, a los 22 años y empezó a trabajar en Morgan Guaranty Trust Company donde llegó a ser directora general en poco tiempo. Pero su camino profesional y su vasto reconocimiento estaba apenas comenzando, ya que entendía que estaba hecha para cosas grandes y que sus horizontes se expandían cada vez más y más. Trabajó como socia de James D. Wolfensohn, expresidente del Banco Mundial, del cual aprendió que América Latina era un terreno con inmensas posibilidades económicas.

Luego fundó y fue socia de Violy, Byorum & Partners VB&P, firma que se concentró en fusiones y adquisiciones en América Latina, y que asesoraba permanentemente a varias empresas de alta relevancia en estrategias de inversión. Posteriormente creó su actual compañía, Violy & Co, con la cual sigue trabajando en darle un excelente servicio y orientación a las organizaciones. Cuenta con la sede de Nueva York y otra ubicada en Colombia, las cuales se complementan activamente.

Hogareña, cariñosa y luchadora. Es de las que nunca acepta un no como respuesta, ni una derrota, ya que creció mentalizada en siempre conseguir la victoria. Tiene tres hijos, Henry, Carolina y Michelle, todos mayores de edad. “Tienen 38, 33 y 28 años”, cuenta Violy agregando que goza de la compañía de sus tres nietos pequeños, Hunter, Grace y Tata.

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